Andrea Domingo Revilla, premio MARE sobre Economía Circular a su TFG, contesta a nuestras preguntas:
1 ¿Qué es para ti la Economía Circular?
Para mí, la economía circular es un cambio de paradigma en el modelo de producción y consumo, orientado a cerrar los ciclos de los materiales. Su objetivo es reducir el impacto ambiental asociado al uso de recursos, favoreciendo la reutilización, el reciclaje y la valorización de residuos. De esta forma, contribuye a mitigar de manera directa o indirecta el cambio climático.
2 ¿Qué acciones, estrategias, etc…, se te ocurre que se podrían poner en marcha para fomentar la implementación en Cantabria de este enfoque?
Lo que esta claro es que se requiere una amplia colaboración entre la empresa y la investigación, que permita a las primeras encontrarse a la vanguardia. En este contexto, se podrían aplicar incentivos fiscales para las empresas que adopten prácticas circulares, fomentar la colaboración entre industrias mediante la simbiosis industrial y promover programas de formación y sensibilización ciudadana. Además, sería útil fortalecer las políticas públicas orientadas a la sostenibilidad y apoyar la innovación en procesos y materiales sostenibles.
3 ¿Crees que hay oportunidades actualmente en Cantabria para trabajar en Economía Circular?
Sí, actualmente existen oportunidades en Cantabria, como en muchas otras regiones. Cada vez más empresas y administraciones están interesadas en aplicar modelos sostenibles, lo que abre posibilidades en sectores como la gestión de residuos, la valorización de subproductos o el ecodiseño. En nuestro caso particular, de hecho, el grupo ya esta colaborando activamente con empresas cántabras en lo que a valorización de subproductos se refiere.
4 Por último, podrías resumir el trabajo por el que has recibido el premio y cómo crees que contribuye a la Economía Circular?
En mi caso, mi trabajo se centra en la valorización del CO₂ mediante su reducción electroquímica, un proceso que permite transformarlo en productos de alto valor añadido, como etanol, metanol o formiato, dentro de una celda electroquímica operada en continuo. Este enfoque contribuye a cerrar el ciclo del carbono, aprovechando un compuesto que, de otro modo, se acumula en la atmósfera y agrava el cambio climático.